Esa Capacidad de Decidir, Carolina Antimán.

Un país puede manifestar su protección o desprotección a la vida de los no nacidos a través de actos simples de manifestación de voluntad como un plebiscito aprobando o no por ejemplo la modificación de la constitución, también en las elecciones de presidente y de integrantes del congreso, etc. Cada vez que votamos por una opción o candidato, estamos respaldando todo lo que este piensa y representa.

No somos como los animales, a nosotros Dios no entrega esta capacidad de elegir. En el capítulo 1, versículo 26 del libro de génesis, vemos claramente que Dios entrega al hombre la autoridad para disponer de todo lo que en aquel momento había creado.

Entonces dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra".

Dios nos entregó, el poder de disponer y la capacidad de decidir. Cada uno de nosotros decide todo acerca de su vida. Decidimos de acuerdo a nuestros gustos, o conveniencia, nuestros intereses, nuestras capacidades, nuestro poder adquisitivo, etc. Cada día tomamos miles de decisiones, comenzando con la hora de levantarse, tomar desayuno o no, qué vestir etc. Nuestra vida está de continuo enfrentada a diversos caminos, quizás sea por ello que existen los errores. Cada uno se encuentra a cargo de su propia vida y con frecuencia sino la mayoría de las veces nos equivocamos.

Como seres humanos efectivamente hemos tomado esta autoridad y hemos organizado el mundo, lamentablemente de manera poco eficiente y realmente muy desigual. Se supone que todos debamos disponer de las riquezas de la naturaleza creada por Dios, pero en realidad el mayor porcentaje de riquezas sólo está en manos de unos cuantos.

Dentro de esta sociedad se nos han reconocido derechos o se han creado derechos (sea la teoría de derecho natural o positivista) que se encuentran consagrados en la carta suprema de un estado que es la Constitución, también de allí en adelante en todas las leyes existentes, tanto las nacionales como los tratados internacionales ratificados por nuestro país. Todos los derechos tienen su lugar acá, su reconocimiento.

Ahora, no sólo en nuestro estado, sino en todo el mundo existe la concepción de derechos esenciales al ser humano que sustentan el mundo jurídico y la vida social, los derechos fundamentales. Como dice Peces-Barba vienen a ser la regla básica material de identificación de normas en todo sistema jurídico. Los derechos fundamentales colocan límites al accionar del estado. Es un Derecho Fundamental por ejemplo el derecho a la vida (art 19, N ° 1, Constitución Política de Chile).

Volviendo al versículo citado; me pregunto: ¿En qué momento entendimos que teníamos el derecho de disponer de la vida de un no nacido. Inclusive al punto de consagrarlo en la ley, elaborando un proyecto de ley que despenalice el aborto, mediante la modificación del art 119 del código sanitario, y que inclusive se alegue que el aborto es un derecho fundamental?.

Efectivamente Dios nos entregó la capacidad de decidir, de gobernarnos, es más nos animó a eso, pero leamos, NUNCA, incluyo dentro de este versículo, el poder de disponer de la vida de otro ser humano.

La primera muerte en la humanidad (Caín asesina a Abel, Génesis cap. 4) manifiesta la postura de Dios respecto al término de la vida. Dios reprocha a Caín y le maldice por haber quitado la vida a su hermano. Dios nunca en el edén les mencionó que podrían matarse.

Ridiculamente Caín creyó que podría esconder su acción, sin embargo hubo algo que el no sabía y que lo delató y que no tiene nada que ver con una investigación periodística o de la PDI. La sangre de Abel clamó a Dios por justicia.

Entonces Jehová preguntó a Caín: ¿Dónde está Abel, tu hermano?, Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano

Jehová le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra., Génesis cap. 4, vers 9-10

Ningún embrión, sea de horas o días de vida, sea de 2 o 16 células, sea resultado de una relación sexual voluntaria o involuntaria, sea para ser sembrado, congelado o destruido. Que encuentre la muerte en el silencio de nuestros cuerpos o laboratorios. Ninguno de aquellos fetos muertos por soluciones salinas, por instrumentos descuartizadores. Ninguna de estas vidas ha pasado por este mundo sin ser claramente conocido por Dios. La sangre inocente clama a Dios por justicia.

Cada uno de nosotros tiene en sus manos decidir, pero no decidamos respecto de lo que nunca se nos ha entregado. La Vida y la Muerte están en manos y potestad de Dios.

No podemos llamar derecho a este asesinato masivo, no podemos respaldar a políticos que están dispuestos a asesinar seres humanos en estado embrionario o fetal.

Cualquier mujer y hombre, usuarios de un método de regulación de fecundidad que provoque abortos como el DIU y las píldoras, nunca tendrá real noción de cuanto hijos ha tenido, nunca sabrá cuanto embriones se concibieron y encontraron la muerte por voluntad de ellos. Es a veces triste ese convencimiento barato de que si Dios quiere enviar un hijo de todas maneras lo hará aunque estemos usando un método. La verdad, Dios nos entregó la capacidad de decidir y Dios respeta aquella facultad, y si hemos decidido usar métodos que van a asesinar a nuestros hijo, saquémonos el velo de los ojos, eso es lo que está sucediendo.

La sangre de Abel clamó por justicia a Dios, y creo, la sangre de cada persona inocente que muere, también clama a Él. Basta ver el gran número de organizaciones que luchan en todo el mundo para que se detenga este sin sentido llamado Aborto.

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