La Dignidad de la Muerte v/s Aborto Terapéutico, Carolina Antimán Echeverría


Por la causa que se plantee, la razón  que se esgrima, un aborto siempre tendrá un mismo final, la muerte de un ser humano. ¿Es acaso esta afirmación un sentimentalismo barato?, de ningún modo, es un hecho real, lo que llaman “terapéutico” para la madre, es la muerte  para el ser humano en el vientre.

¿Cuánto vale la vida de ese embrión o de ese feto, es digna la forma de morir que tendrá?
De acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico, La existencia legal de toda persona, comienza con el nacimiento. Para la ley ningún ser humano que muere in útero, tiene derecho a ser inscrito en el registro civil con un nombre, su certificado de defunción dirá NN, no será contado como un  nacional, ni tendrá carnet de identidad. De acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico, nunca existió.
La ley es en este sentido discriminativa. La muerte de un ser humano puede constituir un asesinato o un aborta, depende de donde se encuentre. Habitualmente la categoría de la existencia legal la alcanzan los fetos que alcanzan a completar un embarazo y pueden vivir fuera del útero. Sin embargo también la pueden alcanzar aquellos fetos que no se encuentran dentro del periodo de viabilidad pero que por el desarrollo de la medicina logran una sobrevida, como el caso de un recién nacido prematuro.
Por otra parte, vemos que cada día se incentiva a los padres a establecer una relación con el hijo, no desde el nacimiento sino desde su vida intrauterina, como lo establece el Sistema Chile Crece Contigo. Hoy, en todos los consultorios de nuestro país se realizan talleres prenatales para la mujeres que cursan embarazos, en los que se les enseña por ejemplo de esta manera: “Planifiquen en familia la asistencia a la ecografía, ya que podrán ver a su hijo o hija por primera vez”. Esta recomendación se encuentra inserta en la Guía de la Gestación, página 15, que es entregada a todas las madres en su ingreso a control prenatal. Las mujeres son llamadas a compartir la experiencia de la gestación con la familia, a buscar el nombre a su hijo, a conversar con él o ella. Se identifica el parto como un momento dentro de este proceso continuo.
No podemos olvidar que el ser humano no sólo es un cuerpo, la existencia de un ser humano no sólo se restringe  la materialidad de su cuerpo, sabemos que algo más que nuestro cuerpo existe. Si esto no fuera así entonces, ¿qué sentido hubiese tenido el sacrificio de Cristo? Cristo no vino a morir para salvar nuestro cuerpo, nuestros riñones o nuestro hígado. El Sacrificio de Amor que hizo Cristo fue por la salvación de nuestra alma. En un aborto no sólo estamos terminando con el latido del corazón de un ser humano.
En el debate del aborto se alega acerca de la disposición de una vida, como si no hubiese que rendir cuentas a nadie, cómo si realmente fuera verdad la premisa de que la mujer tiene derecho a disponer absolutamente de su cuerpo, inclusive si en él está creciendo una nueva vida.
Dios nos entregó la capacidad de decidir, cada senador y Diputado tiene esa capacidad frente a esta iniciativa legislativa, apoyarla o rechazarla. La decisión será determinada en consideración de muchos factores, pero he aquí uno principal, y en ello cito al sabio Salomón, quién al final de todo su razonamiento respecto a la vida resume de la siguiente manera:
“El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.  Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto”
Eclesiastés 12: 13-14

Pensar que terminar con la vida de un ser humano es sólo un  asunto técnico, médico, es reducir la reflexión  a sólo un aspecto de ella, hay más, más que  una madre en riesgo, un niño enfermo o una mujer violentada.
No podemos aislarnos de lo que somos, no podemos apoyar una iniciativa legislativa que frente a la existencia de enfermedad materna o la “presunción” de la existencia de un ser humano enfermo, sólo ofrezca como solución la muerte de ese ser humano, no se puede plantear una abstinencia total de nuestro valores o formación judeo-cristiana como lo plantea el proyecto Honorables Senadores señores Girardi, Lagos, Quintana y Tuma al decir “hemos querido plantear una iniciativa legislativa que enfrente la práctica abortiva en nuestro país, bajo el ánimo de dar una solución clínica y a la vez jurídica a las diversas situaciones o hipótesis que a este respecto es posible plantear objetivamente, fuera de todo sesgo valórico, emocional, político o filosófico”.
Si no decidimos respecto de lo que somos, entonces estamos renunciando a ello, y en este punto estamos renunciando a nuestra Fe.
Digo renunciando a nuestra Fe porque, la concepción de Cristo acerca del ser humano es de acercamiento y protección de todo aquel que tuviera una necesidad, Él fue y ES un experto en trabajar con aquellos que estamos lejos de los rangos de perfección y éxito. Si yo creo en Cristo, entonces no me puedo desprender de sus ejemplos y de imitarlos.
No es sólo de nuestra época el observar a los niños cómo dotados sólo de la materialidad del cuerpo. La Biblia relata en los evangelios, una de las ocasiones  en que Cristo se enoja, más bien se enfurece, como lo especifica el libro de Marcos capítulo 10, versículo 13 al 16. Hay algo muy especial en todo este momento. Los discípulos reprendían, es decir retaban a los que llevaban a los niños ante Jesús, y les impedían acercarse a él, probablemente pensando en lo inútil que resultaría un niño cerca de Jesús, ocupando el lugar de un adulto, cuyas necesidades serían “más importantes”.
Las necesidades de un niño, calificadas como menores respecto de las de un adulto, apreciados como incapaces de vivenciar y valorar el momento con Jesús. Él se indigna, ¿por qué?, sólo son niños.
Su molestia tiene que ver con su conocimiento del ser humano en esta etapa, Él no sólo vio 50 cm o 1 metro de ser humano. Para Jesús la altura espiritual de los niños, era la necesaria para entrar en el Reino de los Cielos, eran un ejemplo a seguir, y ellos también debían acceder a él, al Redentor.
¿Vamos a obviar todo esto en la decisión de apoyar o  rechazar estos proyectos?, ¿podemos desechar la fe que profesamos y luego legislar?, ¿Realmente es la única solución que podemos dar a una paciente en riesgo es el aborto, aun considerando que como país ostentamos una de las tasas de mortalidad materna más bajas a nivel mundial, inclusive más baja que aquellos países en que se encuentra despenalizado el Aborto?, ¿Vamos a determinar la muerte de un ser humano porque es enfermo?, ¿Todo lo que podemos hacer por una mujer tan fuertemente violentada, en el caso de agresión sexual, es el aborto? ¿Podemos cómo ciudadanos creyentes en Cristo continuar apoyando a aquellos Senadores y Diputados que entregan el sostén a estos proyectos?
Todos aquellos que han considerado apoyar este proyecto de ley, ¿se han preguntado qué métodos se usará para terminar con la vida de los niños?
Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que ha sido uno de los organismos que apoya la práctica abortiva, recomienda en su manual ABORTO SIN RIESGOS, Guía técnica y de políticas para Sistemas de Salud, lo siguiente para el caso de diagnóstico de malformaciones fetales:
Métodos para ser utilizados después de las 12 semanas completas desde la fecha de última menstruación
Una variedad de situaciones hace surgir la necesidad de servicios de aborto en etapas más avanzadas del embarazo, y todos los niveles del sistema de salud deben tener la posibilidad de realizar una derivación a centros que tengan la capacidad de llevar a cabo abortos en etapas más avanzadas del embarazo de una manera segura. El diagnóstico de anormalidades fetales por lo general no se realiza hasta después de la semana 12 de embarazo y, por ejemplo, una enfermedad cardiovascular severa.
El método médico de aborto de elección después de las 12 semanas completas desde la fecha de última menstruación es el mifepristone seguido de dosis repetidas de una prostaglandina, como misoprostol o gemeprost. El método quirúrgico de elección es la dilatación y evacuación (DyE), usando aspiración y pinzas.
¿Es una muerte digna el sufrir, estando vivo la agonía y el traumatismo que genera a nivel uterino el uso de estos fármacos, que finalmente provocara la salida de un feto que fallecerá  por la asfixia producto del efecto del mifepristone a nivel endometrial y las largas y repetidas contracciones, inducidas por el misoprostol en un proceso que no es instantáneo y que fácilmente puede durar más de 24 horas?
¿Es una muerte digna  estar vivo y sufrir una agresión física brutal, con una máquina de aspiración e instrumental quirúrgico que tiene por objeto arrancar cada parte del cuerpo?
¿Se utilizará algún tipo de anestesia, o sedación?
De esta forma morirá un feto con malformaciones, eso es todo lo que a este ser humano le podemos ofrecer, una muerte traumática, indigna. La madre será anestesiada, no por el dolor emocional, sino por el dolor físico que provocará el acto quirúrgico.
El procedimiento realizado en la madre quedará registrada en una ficha clínica, el traumatismo del feto en ninguna parte, para la ley además nunca existió.

Comentarios

Simplemente Gracias, por darte el tiempo de escribir, y hacernos tomar conciencia al respecto. Dios te siga usando para ser la voz de aquellos que no la tienen.